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Antes de ser considerado Área Natural Protegida, se le conocía como “el Desierto de nuestra señora del Carmen en los montes de Santa Fe”, era denominado desierto pero no por sus condiciones geográficas, sino por la población, los Carmelitos Descalzos ubicaban sus conventos fuera de las ciudades, en zonas desiertas y tranquilas, de ahí sale este peculiar nombre.
¿Y por qué leones?
Se cree que en el lugar había fieras parientes de los leones, algo similar a los pumas. Pero también se dice que los frailes se apoyaban en la familia de apellido León. Y según otros escritos, se llamó así a causa del litigio que existió que existió entre la familia León contra José Patiño Ixtolinque, quien acusaba a los Carmelitas de invadir su territorio.
¿Qué ha sido del desierto?
No sólo fue un convento, también fue campo de maniobras en 1845 e incluso llegó a ser la ubicación de una supuesta fábrica de vidrio, pero realmente se acuñaba moneda falsa y usaban la madera del bosque para alimentar los hornos.
Desde 1876 el gobierno ya protegía el Desierto de los Leones por sus numerosos manantiales que abastecían a la ciudad por lo que este fue el que dio inicio a la política de conservación ambiental en el país.
Y fue finalmente en 1917 que Miguel Ángel de Quevedo convenció a Venusiano Carranza para que se estableciera como el Primer Parque Nacional de México.
Actualmente puedes disfrutar de este hermoso lugar con las diferentes actividades que te ofrece, como recorrer el antiguo convento, tener un picnic o aprovechar de las mismas actividades que ofrece el parque.
¿Te atreves a ir?
Aún circulan leyendas entre el pueblo y visitantes de que el convento está embrujado, pues se dice que se han presenciado fenómenos paranormales, como ruidos de voces y oraciones. Pero lo que es peor, dicen que si de noche te acercas al sótano del lugar se escucharán rezos y lamentos, y en algunas ocasiones hasta gritos de lo que eran castigados en las profundidades de sus celdas.