En las profundidades de México existe un mundo donde la magia, las leyendas y la imaginación se encuentran. Después de conquistar corazones en su primera entrega, los Ajolotes Misteriosos vuelven con nuevas historias, colores y personalidades que celebran la riqueza cultural de nuestro país.

Cada ajolote nace de una tradición, un mito o una chispa de creatividad mexicana; seres únicos que no solo son coleccionables, sino guardianes de relatos que han acompañado a generaciones.

Xóchitl: La flechadora de corazones

Xóchitl siempre llevaba consigo un arco diminuto y flechas hechas de pétalos de flores en forma de corazón, las flores del amor eterno. Nadaba por las aguas de los canales buscando parejas que, por alguna razón, habían olvidado lo que era el amor. Con una flecha certera, los corazones de esos seres volvían a latir al unísono.

Chizpa: El espíritu del fuego

Para liberar las tensiones, los miedos y los pecados acumulados durante el año los pobladores construyeron una figura que representaba al traidor Judas, pero también a los males que querían dejar atrás. Cuando encendieron la primera figura, Chizpa, fascinado por las llamas, apareció entre el humo, danzando con las sombras y alimentando el fuego con su magia.

Zuki: El guía de las almas

Zuki el guardián del Día de Muertos, cada Día de Muertos, emerge de las profundidades para guiar las almas que regresan a la Tierra. Este ajolote es conocido como Zuki, un ser con un cuerpo adornado como una calavera de azúcar, con colores vivos, detalles de flores y líneas brillantes que decoran su piel de manera intrincada.

Takeshi: El maestro taquero

Entre los callejones de Xochimilco, vive Takeshi, un ajolote taquero famoso por sus tacos irresistibles. Con sus pequeñas patas, prepara las tortillas perfectas y su salsa secreta, heredada de sus ancestros. Dicen que sus tacos tienen un toque mágico que nunca olvidarás, y cada mordida es un homenaje a la tradición mexicana.

Tiflas: El ajolote parlanchín

Tiflas siempre ha destacado por su carisma y su habilidad para hacer reír a todo aquel que se cruzaba en su camino, es el ajolote más simpático y parlanchín que jamás haya existido, tiene el don de hablar, pero no de cualquier manera. Su discurso es tan enredado y cómico que, aunque nadie entiende exactamente lo que dice, y todos rien a carcajadas.

Oaxo: El guardián de la imaginación

Un ajolote de brillantes colores que parece salido de un sueño. Su piel está adornada con patrones imposibles, y se dice que puede cambiar de forma según la imaginación de quien lo mira; Cada noche, cuando la luna llena ilumina el lago, Oaxo aparece para inspirar a los artistas y artesanos, llenándolos de creatividad.

Ya sea para regalar, coleccionar o darle un toque único a tu espacio, esta segunda temporada está hecha para quienes buscan algo más que un objeto: buscan una experiencia llena de color, identidad y orgullo mexicano.

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